domingo, 9 de febrero de 2014

10 tipos de personas que no quieres encontrarte en el cine.


El que va de listo: 
Has comprado la entrada por Internet para no tener problemas de colas y eliges un sitio genial. La película hace 10 minutos que ha empezado y tú ya te estás tirando de los pelos porque, el que tienes al lado no para de decir aquello de: ahora pasará esto, qué te juegas a que lo matan.

El que se aburre:
No te importa ver las películas en casa pero, de vez en cuando, lo de ir al cine mola. Si fuera más barato irías más a menudo pero la economía no lo permite. A lo que vamos, ese viernes quieres disfrutar y el de tu derecha no para de bostezar. Se pasa toda la película resoplando y a ti, poniéndote de muy mala leche.

El (pesado) que liga: 
Te ha tocado a la pareja de jovencitos justo enfrente. Él tiene una misión:intentar ligarse a la chica. Ella, ver la película. La batalla empieza ya con los anuncios y las técnicas del chico no darán la vuelta al mundo. Lo de intentar pasar el brazo por detrás no es precisamente cómodo. Al final de la película, ella se habrá enterado de algo mientras que él seguirá con sus intentos. En casa les habría salido todo más barato. 

El comilón: 
Al cuarto de hora ya no le quedan no porque lleve el combo de palomitas más grande sino porque hace lo posible para que toda la sala se entere de que está disfrutando de sus palomitas. Cuando crees que ha acabado escuchas el ruido de plástico. ¿Bolsas de patatas? Lo peor, cuando adivinas que se le ha acabado la bebida. Crees que todo habrá acabado pero no, es ese tipo de persona que sorbe hasta la última gota de los hielos desechos del vaso. 

El que se pasea:
Llegas a una hora prudente a la sala. Te acomodas y, como los niños pequeños, has ido al baño antes de que empezara la película. Pero en tu fila hay uno que no para de levantarse. Primero llega con más palomitas. Al cabo de un rato, con más bebida. Que si golosinas... Y claro, luego está el momento lavabo. A todo eso, ya no sabes dónde poner las piernas cada vez que pasa.

El que tiene sueño:
La primera cabezada llega con los anuncios. No te extraña mucho porque tú también lo harías sino es porque acostumbras a ir al cine acompañado y aprovechas esos minutos para ponerte al día. Pero el que duerme, aunque tenga compañía al lado, decide invertir su tiempo de otra manera. No quieres ni imaginarte qué pasará cuando se apaguen las luces. Lo dicho, que respira muy fuerte, para no decir que ronca.

El del móvil: 
Tendrían que cambiar el mensaje. No sólo es apagar los móviles es que tendrían que prohibir su entrada. De repente, la sala parece una cueva de luciérnagas: todo son brillos. Uno lo mira para saber la hora, otro por si tiene una llamada urgente, más de uno para actualizar su estado y otros tantos para ver qué se cuece en las redes sociales. Mirar la peli, ¿para qué? Seguro que hay una app que cuenta de qué va como si estuvieras en el cine.

El que tiene el síndrome de futbolista: 
No es que sea alto ni que tenga las piernas muy largas, simplemente se divierte dándole constantemente pataditas al asiento de delante. ¿Y dónde estás sentado? En ese asiento que no para de patear. Te giras un poco, disimuladamente. Te incorporas para que vea que hay alguien sentado. Te rascas la cabeza para que te vuelva a ver. Pero nada. Dependiendo de tu paciencia te girarás y le dirás que pare o te resignaras.

El de la risa:
Los que creen que, con su risa, controlarán el mundo. Una escena mínimamente divertida pero que para uno de los individuos de la sala es lo más divertido que ha visto nunca. O lo parece al juzgar su risa sonora. Cuando, más o menos la sala se ríe, él está callado. Vamos, el que tiene una manera de ver, y entender, el mundo diferente a la de los demás. La próxima vez no hace falta que sea tan escandaloso.

El enfermo:
Con todos sus virus, al cine. Pero no de cine. El que lleva una semana con un gripazo encima que ni los antibióticos le sirven. Pero, claro, estrenan una película muy buena y no se quedará en su casa, en el sofá y con la manta. Así que se trae sus virus, sus fiebres y sus pañuelos y empieza el concierto. Que si ahora un estornudo, que si ahora se suena, que si ahora esa tos seca que nunca se acaba... Un percal, vamos. Si eres de enfermar rápido, al día siguiente lo estás.

No hay comentarios:

Publicar un comentario